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Pintar los títeres.
Primero hagamos un breve recuento de las tareas realizadas hasta ahora: modelamos la cabeza con pasta de madera, le ponemos un sin fin de capas con Blanco de España (lijando la pieza entre una y otra) y ahora la pintamos.
Esta es una de las partes más divertidas del taller. Es el momento en que el personaje empieza a aparecer ante nuestros ojos. Ya tiene expresión y carácter. Con la pintura, como si de un maquillaje se tratara, podemos disimular fallos o resaltar determinados rasgos.
Yo utilizo óleo para pintar, tarda bastante en secar pero le da un matiz muy natural, un acabado más artístico y resistente.
Nicolás, "el prota" ya está a la espera de su cuerpo y su vestido. En esta instantánea, nos regala una de sus mejores sonrisas.
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